A revista Numerocero ven de publicar unha reportaxe en dúas entrega sobre a situación actual da ilustración no estado español. O artigo está confeccionado partindo de fragmentos de entrevistas a distintos ilustradores (Manuel Donada, Ricardo Cavolo, Puño, Abel Cuevas, Ana Bustelo, Iván Solbes, Eulogia Merle, Johnatan Millán e eu mesmo). Aparte dos enlaces, deixo a que foi a miña entrevista completa, que me levou demasiado chollo como para deixala a criar pó virtual.
La trastienda: ilustradores (parte 1)
La trastienda: ilustradores (parte 2)
¿Cómo entraste en
contacto con el mundo de la ilustración?
Como todo el mundo, a
través de cuentos, libros ilustrados, tebeos, dibujos animados... Son las
primeras formas culturales por las que comienza a mostrar interés un niño.
Particularmente, desde pequeño me asombró la capacidad de síntesis de los
dibujantes a la hora de traducir formas o incluso sensaciones reales complejas
a signos gráficos más o menos sencillos, a un lenguaje propio. La nariz de
Mortadelo, los brazos de Popeye, la espiral sobre la cabeza de Tintín... son
formas que para mí no han perdido el misterio y a las que, día tras día, me he
venido afanando en perseguir.
¿Has tenido algún
tipo de formación académica relacionada con el dibujo o bellas artes?
La base de la
formación que recibí en Bellas Artes era esencialmente conceptual, algo que me
ha resultado muy útil a la hora de trascender lo visual en mis proyectos. Sin
embargo, la ilustración, el cómic y determinadas formas de dibujo no encajaban
dentro del -falso- discurso interdisciplinar imperante en la facultad. La
mayoría de los profesores las consideraban artes menores y quien quería
trabajar en esa dirección lo debía hacer al margen de las clases,
experimentando y aprendiendo de los compañeros, que al final son los verdaderos
maestros.
¿Cuál ha sido tu
mayor influencia para decidirte a ser ilustrador?
En realidad nunca
decidí ser ilustrador, ni siquiera me considero tal. Simplemente he ido
siguiendo un camino vocacional sin demasiadas pretensiones que me ha traído a
donde estoy hoy. En ese camino ha habido muchísimas influencias no
necesariamente relacionadas con la ilustración, sino más bien con el dibujo: las sesiones de dibujo familiares, en las que
mis padres o entre mis hermanos y yo proponíamos objetos, personajes o gestos y
jugábamos a ver quién lo hacía mejor o más gracioso; los dibujos de Conan de mi
primo, el pintor Juan Rivas, y los muñecos de su hermano Jose; unos raposos muy
esquemáticos que dibujaba mi padre; Lucky Luke, Astérix y Obélix, Tintín,
Mortadelo y Filemón, Calvin y Hobbes, Carlitos, Disney, Hannah Barbera, Ren
& Stimpy, los mundos de Jim Henson... Me podría pasar horas escribiendo
nombres. Más adelante, me marcó profundamente conocer el punk, el cómic
underground, los fanzines... La música ha estado siempre presente. Y, por
supuesto, haber tenido la suerte de conocer, hacer cosas y, en muchos casos,
trabar amistad con gente como Natalia Umpiérrez, Carletti, Olmo Cuña, Brendel,
Sara García, Alberto Iglesias, Kardos Bueu, Liqen, Pelucas, Haz, Jaime
Olmedo...
¿Se puede vivir
trabajando exclusivamente en el mundo de la ilustración?
Aquí ya nada parece
posible. A diferencia de otros países, no hay una estructura seria, no hay
respeto ni tradición. Se sigue confundiendo lo bueno con lo barato o, lo que es
peor, lo bueno con lo gratis. A nadie le importa la calidad de una ilustración
tanto como su precio, la rapidez con la que sea hecha o quien la firme. La
ilustración en sí es lo último, no importa, es musiquilla de fondo, lo que
implica no apreciar el proceso que hay detrás y, en consecuencia, desconocer su
valor real. Puede haber algún mes bueno, pero pagar un alquiler y comprar
comida dedicándose en exclusiva a la ilustración es, a día de hoy,
extremadamente difícil.
En algunas
ocasiones, la gente confunde diseño gráfico con ilustración ¿Cómo les
explicarías la diferencia entre uno y otro?
No me siento
capacitado para trazar una línea que separe una cosa de la otra. Tampoco me
preocupa demasiado. De hecho, me encuentro muy cómodo en ese territorio
fronterizo donde, en torno al dibujo, se reúnen también el cómic, la animación,
el grabado o la pintura. Sí considero fundamental el papel del dibujo. A un
diseñador que no dibuja se le ve a kilómetros el peluquín. Alucino al ver el
trabajo de gente como Milton Glaser, Geoff McFetridge o James Jarvis, donde las
disciplinas se funden al servicio de un todo orgánico, de un mundo propio.
¿Crees que se valora
de una manera justa el valor de la ilustración en el mundo editorial?
Mi experiencia en el
mundo editorial ha ido principalmente ligada a la autoedición, por lo que nunca
he esperado nada de nadie ni tengo demasiados argumentos. Últimamente han ido
apareciendo por el estado unas cuantas editoriales más bien pequeñas pero con
muy buen gusto y mucho respeto por lo artístico. Su afianzamiento sería una
noticia de lo más esperanzador.
¿Con qué tipo de
encargos te sientes más a gusto? ¿Y cuáles no aceptarías?
En general, no me
siento cómodo trabajando por encargo. Poco a poco me he ido acostumbrando, como
quien se acostumbra a madrugar, pero disfruto mucho más de mis propios
proyectos. Como abstemio convencido, no me interesa nada relacionado con el
alcohol o el tabaco.
¿Cuáles son tus
ilustradores favoritos?
La respuesta real
sería infinita. Últimamente me lo flipo con Antoine Marchalot, la gomosidad de
Jacovitti, Gottfredson, el Prison Pit de Johnny Ryan, Leon Sadler, Carl Barks,
las animaciones de David O´Reilly, Bendik Kaltenborn, Ronald Searle, Nacho
García, Felipe Almendros... ¡Yo que sé!
¿Podrías definir en
una sola frase en qué consiste tu trabajo?
Hace ya un tiempo decidí no preocuparme por
definir mi trabajo. En la Facultad de Bellas Artes era algo que se exigía
continuamente y que, al menos en mi caso, sólo funcionaba como mecanismo de
bloqueo. No necesito un discurso pues ya está en el propio hacer.
4 comentarios:
coño! por fin unha boa entrevista no embrollo este de puto mundo que chaman á internete!
¡Ese coach!
pasote
¡Gracias, Lola!
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